diumenge, 5 d’abril del 2020

LOS PUEBLOS PENINSULARES: CELTAS E ÍBEROS.


Antes de la llegada de los pueblos colonizadores ya existían en la península otras culturas. Eran pueblos que procedían de Europa central y oriental: los llamados pueblos indoeuropeos.
Debemos destacar a los celtas y a los íberos. En la zona que transcurre por el límite de ambas culturas existieron una serie de pueblos que se han denominado cetíberos, con características en común de los dos anteriores. Además, en el Valle del Guadalquivir se desarrolló una importante cultura, más antigua que las anteriores: Tartessos. De este pueblo se desconocen muchos aspectos, ya que existen pocos yacimientos del mismo. No obstante, se han encontrado tesoros que muestran que fue una cultura muy próspera y avanzada. En este mapa se ve su área de influencia.



De los celtas podemos decir que fueron un conjunto de pueblos que se extendieron por el norte y el oeste peninsular. A los pueblos de similar cultura que se extendieron en el Valle del Ebro, el Sistema Ibérico y la Meseta se les conoce con el nombre de celtíberos. Aquí tenéis un mapa en el que se puede ver su localización. Aparecen los principales yacimientos de poblados y, en mayúscula, el nombre de los pueblos que habitaban en cada zona.


Los celtas tenían una economía autosuficiente, es decir, subsistían de los productos que cultivaban o de los animales que criaban. Principalmente se dedicaban a la ganadería, la agricultura (cereales) y la artesanía, pero no solían comerciar, ni entre ellos ni con otras culturas. Su sociedad estaba dividida en clanes (eran como grandes familias) y tribus (varios clanes amigos o aliados) y había una jerarquización, es decir unas personas tenían más poder que otras. Vivían en poblados fortificados, rodeados de una muralla, que se llamaban castros. Las cabañas de estos poblados eran circulares y solían tener una sola habitación. Los celtas no tenían sistema de escritura propio, pero algunos aspectos destacables de su cultura son que tenían necrópolis (cementerios) donde practicaban la incineración, conocían el uso de la cerámica y también de la forja (metalurgia) y de la orfebrería (fabricación de joyas)

Castro celta
La cultura íbera se extiende por toda la costa mediterránea de la Península Ibérica. Dentro de su área de influencia se han encontrado numerosos restos de poblados y de ciudades. Las principales, así como el nombre de los distintos pueblos íberos y sus áreas de influencia los podéis ver en este mapa.


Al contrario que los celtas, los íberos sí que practicaban el comercio entre ellos y con otros pueblos. De hecho, tenían moneda propia. Otras actividades económicas de la cultura fueron la agricultura (vid, olivo, cereales) la ganadería y la artesanía. Tenían una sociedad aristocrática, en la que había grupos dominantes, con más poder. Esto se observa en los restos arqueológicos, donde había unas casas de mayor tamaño que otras. Los íberos eran un conjunto de tribus con la misma cultura. Vivían en poblados amurallados que tenían edificios públicos como silos (depósitos para el cereal), hornos, cisternas, almacenes… Los íberos, al igual que los celtas, tenían necrópolis de incineración, pero eran más avanzados en otros aspectos. Por ejemplo, tenían moneda propia y un sistema de escritura del que todavía no conocemos el significado. Conocían la cerámica y la orfebrería y se han encontrado muchas esculturas de la época (damas y exvotos), como la Dama de Elche. En la comarca del Alto Palancia y en la Sierra Calderona existen yacimientos íberos de importancia. En la comunidad Valenciana destaca el yacimiento de la Bastida de les Alcusses en Moixent.

El Torrejón. Gátova.
Puntal dels Llops. Olocau.
Rochina. Sot de Ferrer
Ahora, al igual que en la actividad anterior, debes rellenar una tabla como esta (en el cuaderno, o en un documento de word) y enviármela al correo electrónico.









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